Hace ya más de 40 años, se disputaba el primer torneo internacional sub-20, donde los juveniles nacionales sorprenderían llegando hasta la final, misma que perderían en penales vs la URRS, resultado más que honorífico, teniendo en cuenta que nuestro país seguía en crecimiento futbolístico, tras en esa misma década ser anfitriones del que muchos consideran el mejor mundial de la historia “México 1970”; en aquel equipo destacaban jóvenes que más adelante serían ídolos y figuras tanto en la liga local como selección mayor; Agustín Manzo, Eduardo Rergis, Luis Plasencia, Enrique López Zarza y Sergio Rubio.
Desde ese campeonato a la fecha, México se había enfilado en la mala costumbre de no pasar más allá de cuartos de final, quedando en algunos certámenes muy cerca (penales o por la mínima diferencia), ese panorama cambiaría cuando en el mundial de Colombia 2011 con una camada de jugadores más experimentados y algunos consolidados en primera división, se convirtió en el caballo negro, derrotando al anfitrión Colombia con James Rodríguez como crack indispensable , cayendo en semifinales con Brasil, pero ganando con autoridad el tercer lugar a una Francia con nombres como Antoine Griezman, Alejandro Lacazzete creyendo que ese sería el verdadero punto de inflexión, pero ante la actuación reciente en Polonia, se puede constatar que no es así.
¿De quién es la culpa?, ¿Será acaso que no hay calidad actualmente en selecciones menores?, ¿Los reclutadores no hacen bien su trabajo?, ¿A los directivos no les interesa nutrir una buena selección? esas y muchas otras son las interrogantes que nos hacemos tanto prensa especializada, como aficionados, jugadores y entrenadores, es muy fácil señalar culpables, pero lo que no es fácil es buscar realmente una estrategia, un plan, que no sea invadido por intereses de terceros.
Diversas personalidades del fútbol mexicano señalan a los de pantalón largo como responsables, desde cuidar sus intereses reteniendo a sus jugadores y no cederlos a tiempo, a cerrarles las puertas para ir a Europa y prefiriendo que se la pasen en la banca de sus conjuntos, a tener mayor rodaje de los juveniles en primera división, se tiene estimado que el representativo nacional fue de los equipos que menos minutos acumulan sus jugadores en primera división, contrastante en algunos casos, con escalofriantes datos ante otras naciones, y no precisamente potencias mundiales, el entrenador en turno Diego Ramírez externó la falta de apoyo a selecciones menores y que siendo ese modo de trabajo es casi imposible entregar buenos resultados; Raúl “Potro” Gutiérrez expuso de igual manera que ese mismo apoyo que se le dota a la selección mayor debe ser para los menores, incluso argumentando que las actuales políticas con las que se desarrolla el fútbol mexicano poco aportan (exceso de extranjeros, torneos cortos, falta de paciencia en el talento nacional) al desarrollo de futbolistas mexicanos, es urgente reunirse y buscar la balanza de equilibrio, de aprender a sacrificar y ser más ambiciosos si se quiere llegar a lo más alto, dejarse de presumir una buena estructura en fuerzas básicas y empezar a hacer valer con hechos, con títulos que es lo único que en este gremio cuenta, de volver a establecer prioridades y los temas deportivos y económicos buscarles una igualdad, esa igualdad que tanto ha buscado el fútbol mexicano durante mucho tiempo, porque talento y capacidad lo hay , sólo que falta darle ese impulso y continuidad para que se logre elevar el nivel.
Esta tarea compete a toda la familia futbolística, desde las cabezas más altas hasta las jóvenes promesas, si ganan, el mérito debe ser equilibrado y justo, así igual en las derrotas.
“El talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos”. Michael Jordan.
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