Por Uriel Campos
Era habitual en las tardes, después de la hora de la comida y hacer las tareas de vez en cuando sentarse a ver el televisor y disfrutar de una de las caricaturas que sin ser mi favorita honestamente, me entretenía bastante, “Daniel el travieso”, ese peculiar niño que no dejaba escapar el momento para meterse de nuevo en problemas y hacernos reír con las mismas fastidiando en especial a su vecino, el inolvidable señor Wilson.
Ese inquieto y ágil niño tendría su versión ibérica, pero en los terrenos de juego, un jovencito de 17 años debutaba en el club de sus amores, el Atlético de Madrid tras cansarse de anotar goles en categorías menores y que al igual que un humilde servidor, le gustaba ver las caricaturas por la tarde, disfrutando de esa serie animada que todo futbolero tuvo que haber visto, los “supercampeones” que fueron su más grande inspiración para sobresalir en el mundo futbolístico.
Desde muy joven se notaba sus cualidades como goleador, registros goleadores apabullantes tanto a nivel club como selección, en una época donde el fútbol español tenía que conformarse con que el Real Madrid y los galácticos dominaran Europa, pues a nivel de selección, la historia era la misma; quedándose alejados del protagonismo, futbolistas iban y venían, y en la ofensiva Raúl Gonzales aportaba, pero no era necesario para la causa de su país, al igual que Fernando Morientes, grandes delanteros que poco pudieron hacer para que su selección diera ese estirón que tanto aficionados como prensa esperaban, mientras Fernando, en el Atlético anotaba goles a diestra y siniestra, empezaba a verse al delantero que marcaría toda una época para España.
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Sus actuaciones no pasarían desapercibidas, tanto el como otro chaval de edad similar como David Villa, se convertían en los delanteros sensaciones en que todos los españoles tenían puestas sus esperanzas, y con ello llegarían los éxitos; primero el ser fichado por un grande del fútbol internacional como Liverpool, donde se convertiría en referente red marcando goles importantes y vaya que el mismo anotaría ese gol que daría brecha puesta a la mejor época de gloria de la furia roja.
La ciudad de Viena, capital Austriaca sería el escenario perfecto para presenciar historia pura, en un duelo apretado entre españoles y alemanes, bastó un solo movimiento, una sola jugada para hacer gritar a cerca de 60 millones de españoles; Capdevilla bajaba el balón, servía para Senna y éste tocaba para Xavi, que con un sutil movimiento asistía a un Fernando Torres que ganándole la marca a Lham batía a Lehman para finiquitar así un partido, un campeonato que queda para la historia y en la mente de Fernando “niño” Torres quien anotaba el gol de su carrera y lo posicionaba en las grandes esferas del fútbol internacional ganando el balón de bronce y compartiendo el podio con dos jóvenes futras estrellas y amos de toda una época futbolera como Cristiano Ronaldo y Leonel Messi, humildemente.
Después de ese mágico momento, la inercia ganadora con España continuaría ganando el campeonato mundial donde brilló muy poco debido a las lesiones y al gran momento que vivía su compañero de gol David Villa y terminando muy cuestionado por su rendimiento, mientras que sería bicampeón de la Eurocopa donde repuntó un poco más y anotando un par de goles importantes incluyendo en la final ante Italia donde España los arrolló con un contundente 4-0; mientras que a nivel de clubes protagonizaría uno de los más escandalosos fichajes no sólo por lo que se pagó en su momento, sino la manera en que se dio, pasar del Liverpool a un rival directo como el Chelsea, fue una jugada en la que muchos aficionados reds no estarían de acuerdo; y pareciera que eso fue sólo el principio, pues Fernando tuvo una difícil travesía en el club blue, entre lesiones y bajas de juego y evidente escases de gol, contribuyeron a que tuviera un rendimiento irregular, aunque, todos esos goles que no llegaban antes, el capricho los llevaría a convertirse en una anotación la que silenció a todos en el Camp Nou, sentenciando el marcador y asegurando contra todo pronóstico un boleto a la final que posteriormente ganarían ante el Bayern Munich en la mismísima casa del gigante Bávaro, para así poder presumir que lo había ganado todo en su carrera.
Después de un par de temporadas después, volvería a su casa el Atlético, a conquistar algunos títulos más antes de emprender su viaje de jubilación a Japón, hace poco hacía oficial su retirada de los terrenos de juego para ahora dedicarse de lleno a la dirección técnica, es así como aquel caritativo y rubio jugador cierra un capítulo maravilloso como delantero, que sin abarrotar de cifras espectaculares temporada tras temporada, anotaría los goles necesarios y sobre todo importantes, mismos que yacen tatuados en la memoria del fútbol ibérico e internacional, ese “Daniel el travieso” que veía a los “supercampeones”, se vistió de héroe y que dotó a su pueblo de grandes alegrías.
“Un ganador, es un soñador que nunca se rinde” - Morgan Freeman.
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