Por Uriel Campos
Hace algunos años, el club América pasaba por la crisis más dura en su historia, técnicos entraban y salían al igual que jugadores, los aficionados tristes y molestos veían como su equipo se venía en picada, la directiva de aquel entonces no sabía ni por dónde encontrar un rumbo que brindara estabilidad y regresara a los primeros planos del club de Coapa, tuvo que aparecer una vieja y familiar figura en los escritorios azulcremas, Ricardo Peláez Linares, desde su llegada el directivo tenía claro la responsabilidad que empezaba a cargar, devolver la gloria a un club que estaba hecho pedazos, los hechos que en su mandato realizó y el respaldo que tuvo por el resto de la directiva hicieron de su equipo un verdadero equipo a campeonar en todo lo que tenía enfrente; 2 títulos de liga y 2 copa de campeones de CONCACAF fueron los logros que Ricardo obtuvo como directivo americanista, aun y con eso y tras diferencias con la cúpula águila, anunció su salida del club.
Tiempo después, una nueva oportunidad se le presentaría, ahora con uno de los acérrimos rivales de su anterior club, Cruz Azul le abría las puertas y esto a la afición le causaría una enorme alegría y expectativa, pues sabiendo su pasado reciente como directivo y lo que consiguió, muchos apostarían a que con dicha fórmula, el equipo celeste volvería al lugar que su historia le exige; todo pintaba bastante bien, sin embargo diferencias entre directiva y situaciones fuera de contexto en lo deportivo han propiciado la salida, del hombre que seguramente tenía la fórmula para acabar con la sequía del equipo, su anhelo y deseo era romper esa racha negativa de resultados, y pareciera que su único pecado en la Noria, fue precisamente, hacer su trabajo y darle autonomía suficiente para trabajar y entregar buenos resultados, pero la otra parte no lo entiende así y si ambas partes no se conjugan y llegan a buenos acuerdos, es imposible obtener buenos dividendos.
Y ahora el club se vuelve a quedar sin un hombre conocedor de cómo se debe trabajar, llevar procesos y entender que todo lleva tiempo y trabajo, Cruz Azul desperdicia al que quizá sea el mejor gestor deportivo en los últimos tiempos en nuestro país, dejando una vez en evidencia que es un club que no tiene ideas claras, manejos muy fuera de lugar y que dista mucho de la historia y legado que un club como Cruz Azul tiene, una directiva chica para un equipo grande, esta historia a la afición le hiere demasiado, pero ojalá que algún día, todo lo mal y duro por lo que pase esta noble y aguantadora afición sea recompensada con volver a su equipo en lo más alto, aún y que este equipo no se ayude ni a sí mismo.
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